El suelo es el sustento de la vida, esta compuesto por minerales, gases y materia orgánica, siendo ésta en su mayoría restos de organismos o microorganismos como hongos, bacterias, entre otros, los cuales le dan fertilidad al suelo.
Existe una gran variedad de suelos, pero todos se forman de la misma manera: de la desintegración de miles de rocas por la acción del agua formando partículas que son arrastradas por el viento, pero para que todo esto ocurra tienen que pasar incluso hasta miles de años, por lo que se considera un recurso no renovable.
El suelo realiza funciones muy importantes, como sustento de producciones agrícolas y ganaderas, nos protegen contra inundaciones al infiltrar el agua y retenerla, ademas de su potente efecto como depósito natural que evita la liberación de casi mil millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Como lo mencionaba anteriormente el suelo es el sustento de la vida, ya que aporta diversos beneficios para el ambiente y todos los seres vivos, por lo tanto si el suelo se degrada, se degrada consigo el ambiente, y ¿a qué se debe esta degradación? la respuesta es simple, se debe a la sobre explotación que el ser humano le ha dado; al uso de fertilizantes, al almacenamiento de productos industriales, entre algunos otros factores como la agricultura.
Conservar el suelo es algo que debería formar parte de nuestra cultura y vida cotidiana, ya que, no conservar los suelos en buen estado podría causar problemas muy graves porque es un ecosistema en el que viven muchos microorganismos, ademas de que su pérdida causaría hambre, marginación, incluso problemas económicos, por lo que deberíamos tener en cuenta la importancia de esa delgada capa que cubre la Tierra.
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